Si, a veces, como niños, vinimos a las manos
-Ruyard Kipling lo dice, sincero como un niño-,
en la ingenua pelea se acrisoló el cariño,
¡y la sangre era una, porque somos hermanos!
Hermanos en la sangre y en el alma latina,
Alegría del mundo, serena, clara y fuerte,
Que adora sobre todo la Belleza, y camina
Al ideal, burlando, con gracia, de la muerte.
Vuestra gloria y la nuestra la misma historia narra…
Cuanto es para vosotros bello y noble y gallardo,
Gallardo y noble y bello para nosotros es…
Es vuestro y nuestro el Grande Enrique de Navarra,
Y el sin miedo y sin tacha caballero Bayardo
No sabemos si era español o francés.