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Simonetta Bartolini: L’epica della Grande Guerra. Il fallimento degli intellettuali (2016)

Emilio Quintana Pareja
Estocolmo, Suecia

    Reseña | Simonetta Bartolini: L'epica della Grande Guerra. Il fallimento degli intellettuali. Milano, Luni Editrice, 2016.

Epica_guerra_sito_ml Lo importante de este libro de Simonetta Bartolini (Università di Studi internazionali di Roma) es la capacidad de integrar lo mitológico en el mundo moderno de la Gran Guerra. En unos momentos en que los estudios sobre la Gran Guerra se decantan por el testimonio directo, histórico, de su radical realidad histórica, Bartolini rescata su imaginario heróico y sublime, su naturaleza épica.

Frente a «le memorie della Grande guerra, lette fino a oggi sopratutto come testimoniante nella sfera della narrazione epica in chiave moderna», la autora contrapone «l´insieme dei racconti di guerra [come] un´epica alla maniera omerica». En este libro se deja de centrar la atención en la sociología y se apuesta mayormente por la narración épica, es decir, por la poesía. En este sentido, coincide con autores como Paul Fussell, que han llamado la atención sobre la importancia de los escritores a la hora de dar cuenta del acontecimiento bélico.

La autora, sin embargo, no sólo se sirve de textos literarios, periodísticos, o de memorias/diarios, sino que reinterpreta las cartas desde el frente, un material inmenso que se sigue estudiando sin descanso. En este sentido, conviene recoradr que uno de los primeros filólogos que resaltó la importancia de este material tan rico fue el estilista Leo Spitzer, que -hecho desconocido para muchos de los que estudiamos Etilística en la Universidad española de los 80, con manuales de su discípulo Dámaso Alonso de la Biblioteca Gredos- pasó la guerra en la oficina de censura de las cartas que mandaban a casa los prisioneros italianos desde Alemania. Su recopilación de 1921 es, por tanto, un documento de gran importancia: Italienische Kriegsgefangenenbriefe. Materialien zu einer Charakteristik der volkstümlichen italienischen Korrespondenz. Peter Hanstein, Bonn 1921.

italienischekrie00spituoftBartolini, en todo caso, tiene la originalidad de considerar como más «auténticos» los textos literarios (Serra, Radiguet, Soffici, Cendrars, Barbusse, Remarque…) que las cartas censuradas desde el frente o los campos de prisioneras.

Por lo demás, ¿a qué viene un subtítulo como «il fallimento degli intellettuali»? Para Bartolini los intelectuales fueron en su mayor parte favorables a la guerra, en la que vieron un hecho exaltadamente purificador. La sociedad moderna, pensaban, saldría redefinida en su decadencia burguesa mercantilista, en su modernidad incuestionable. Sin embargo, precisamente el hecho de que los «intelectuales» estuvieran, en buena parte, fuera del mercado de la modernidad, hizo que no supieran percibir correctamente la esencia de la guerra, un conflicto que iba paradójicamente a acelerar la tragedia tecnológica del siglo XX, una tragedia forjada en el aburrimiento de las trincheras, algo que se analiza en este grueso pero excelentemente legible libro.

El germanismo de Johann Plenge y Paul Lensch en el nacimiento del Estado del Bienestar sueco

Emilio Quintana
Estocolmo, Suecia

Uno de los debates más interesantes de la Gran Guerra en el bando alemán fue el que puso sobre la mesa Johann Plenge (1874-1963) en su libro Der Krieg und die Volkswirtschaft («La guerra y la economía». Borgmeyer, Münster, 1915), ya que defiende que Alemania lucha contra las ideas de la Revolución Francesa. El pensamiento de Plenge fue recogido en Suecia por Rudolf Kjellén (inventor de la «geopolítica»), que opuso a los valores de «libertad, igualdad y fraternidad» los nuevos valores de «orden, justicia y solidaridad nacional» 1.

En la misma línea de Plenge, encontramos la figura de Paul Lensch (1873-1926), nacionalista alemán y marxista. Estas dos características marcan su posición desde el principio de la Gran Guerra. Como todo totalitario, une patria y socialismo, en el intento de crear un «hogar» en el que se identifiquen Estado y pueblo. En su pensamiento nacional-socialista se encuentra el germen de un socialismo nacionalista que se encarnará en el nazismo, doble cara de la misma moneda, como supo ver Friedrich Hayek en Camino de servidumbre.

El nacionalismo germánico de Lensch repudia como anacrónico el «viejo capitalismo, liberal e individualista» de Inglaterra. Aboga por un Imperio Alemán Totalitario, autárquico, proteccionista, fascista o leninista, le da igual (Lenin, Hobson, Bismarck, todo merece la pena). Para Lensch, el Estado es algo históricamente configurado.

En este sentido, confluye con la teoría de la geopolítica del sueco Kjellén. El enemigo a batir es Inglaterra, ya que Alemania representa los valores de la sociedad futura, revolucionaria. Alemania, por tanto, se revela como objeto divino de cambio geopolítico: «Prusia no es un Estado con un ejército, sino un ejército con un Estado», afirma. En cierto modo, sin la infuencia de Lensch sobre Rudolf Kjellén no es posible comprender la creación del Estado socialista del Bienestar sueco, que se desarrolla precisamente después de la Gran Guerra.

  1. Cf 1789 und 1914: Die symbolischen Jahre in der Geschichte des politischen Geistes, Springer, Berlin, 1916